¿De verdad hay que empezar con purés y papillas?

Hoy te vengo a hacer un gran favor y a ser posible liberarte del sufrimiento de los purés y papillas para bebés.  Seguro que te has preguntado algunas vez por qué hay que empezar con los alimentos complementarios con esta textura y si no se pueden ofrecer otras cosas más normales cuando alcanzan los 6 meses de edad. ¿A qué sí?

El tema de las papillas y purés es un asunto al que particularmente le tengo un poco de manía y  tirria. Sobretodo los purés. No hay cosa que odie más en el mundo.

  • Primero, porque nunca ha sido mi plato preferido y aún hoy le hago mis ascos.
  • Después, porque nos hicieron sufrir muchísimo en la primera alimentación complementaria. ¡No sabes cuánto!

A la papilla no le tengo tanto asco porque reconozco que me gusta el dulce y, en secreto, quien se rebañaba las papillas de mi hermano pequeño era yo.

Pero de pequeña se conoce que era diferente y mi madre me decía que era una asquerosa porque le ensuciaba el techo cuando le escupía la maicena.?

Ella siempre se ha preocupado mucho por lo que comíamos de pequeños. Eso de dejarse comida en el plato o hacerle ascos a la comida no lo llevaba bien. A fecha de hoy sigue diciendo que no cuido nada bien la alimentación y que debería comer mejor porque no lo hago como ella dice.

Cuando tuve a los primeros gemelos y llegaron los seis meses comenzamos con la recomendación oficial de la pediatra: cereales en biberón o papillas y purés de lo que tocara.

Influida por mi madre, porque esto de las preocupaciones por el comer se pega, a mí me entró también la manía porque mis hijos no comían los estipulados gramitos de puré.

Y eso era un problemón,  sobretodo porque yo los quería ver crecer y eran tan pequeñitos…

Luego descubrí que lo que  creíamos que era un problema de los niños, que no querían comer, en realidad siempre fue un problema nuestro, que queríamos que comieran de forma antinatural  lo que pensábamos que tenían que comer y cómo lo tenían que comer.

¿Y por qué hay que empezar con purés y papillas?

Estoy segura que te lo has preguntado muchas veces. ¿Por qué, por qué, por qué tiene que ser con purés, y por qué los cereales hay que darlos con papilla o biberón (además de por qué con leche)?

Si no fuera por Coks Feenstra o Carlos González yo no salgo de aquel túnel y mis hijos habrían seguido sufriendo nuestra obsesión. Con nombres muy parecidos, ambos autores tienen libros que son casi de obligada lectura y que fueron mi salvación.

Personalmente “Mi niño no me come” de Carlos González es mucho más claro y directo, ¡dónde va a parar!

El fin de los purés, mi niño no me comeA Coks Feenstra le dejé un comentario sobre su fabuloso ¡Socorro, mi hijo no come! que puedes leer en su web.

Lo de la pertinencia de los purés tiene mucho que ver con la edad a la que se empiezan a ofrecer otros alimentos.

Ésta ha ido variando a lo largo del tiempo, y no se ha hecho igual en todos los países y culturas.

Actualmente la “Estrategia para la alimentación del lactante y pequeño”OMS-UNICEF”   recomienda que la alimentación complementaria se inicie a los 6 meses de edad (corregida para los prematuros).

Jose María Paricio de forma magistral en su obra “Tu eres la mejor madre del mundo” hace un breve resumen histórico y explica como algunos expertos hablaban de no ofrecer otra cosa que no fuera leche hasta, por ejemplo, la erupción de otros dientes, donde se podrían ofrecer cosas a los niños que podrían mordisquear y masticar.

Parece que es a partir de 1920 cuando se inicia el descenso de la edad de la alimentación complementaria, hasta situarse en los 2-3 meses y el uso de las papillas de cereales y purés.

Con una edad tan precoz para empezar a tomar otros alimentos diferentes a la leche materna o artificial es lógico que se ideara una manera para que el bebé se lo comiera fácilmente y sin atragantarse, muy triturado y suave.

En la pequeña charla que Carlos González dio para TEDx en Valencia sobre alimentación libre de papillas explica que debido a que por esa época aún muchas madres que no amamantaban elaboraban ellas mismas la leche artificial, los niños no tenían en su dieta todos los nutrientes necesarios para un crecimiento óptimo, de ahí que se adelantara la edad para empezar a ofrecer otras cosas. y que por eso se echó mano de los triturados.

Se ha continuado usando esta textura incluso después de que la leche artificial empezara a contener estos nutrientes y  la recomendación de la OMS de retrasar la edad de otros alimentos a los 6 meses.

El propio González nos recuerda que esos preparados caseros a base de purés  no son todo lo densamente nutricionales que la propia OMS recomienda, y que no contienen las mismas calorías que una buena tetada del pecho de la madre.

Así que adelantar la alimentación complementaria para empezar a ofrecer alimentos de peor calidad que la leche de la madre como los purés y las papillas no parece que ayude mucho, salvo por los minerales y vitaminas, porque en calorías se quedaban cortos.

Para comer otros alimentos los niños y niñas  necesitan estar preparados y ellos son los que se encargan personalmente de hacérnoslo saber.

Los bebés de 3 o 4 meses no tienen suficiente maduro su intestino para tomar otros alimentos diferentes a la leche materna, y están expuestos a mayor riesgo de desarrollar alergias y problemas digestivos.

Tampoco  han alcanzado el desarrollo neurológico, sensorial y motor necesario para comer solos, como por ejemplo:

  • No se quedan sentados solos sin ayuda ni apoyo,
  • no saben coordinar los movimientos en la  boca para poder ingerir otras cosas diferentes a la leche de su madre y suelen hacer cosas raras con la cuchara (reflejo de extrusión), por eso suelen escupir tanto las cucharas de puré o papilla que le metes.
  • y tampoco tienen habilidades motrices necesarias para llevarse por sí mismo la comida a su boca.

Cuando sucede esto es aproximadamente sobre los seis meses de edad, justo la edad recomendada por la OMS. A partir de entonces el niño muestra interés por lo que sus papás y el resto de la familia come, y lanza las manitas para conseguir un cachito.

Es capaz de agarrar trozos de alimentos, chupetearlos, mordisquearlos y saborearlos.  ¿Entonces para qué darle papillas y purés si el sabe llevarse a la boca la comida cuando le interesa y puede comer otras texturas? ¿Por qué  no esperar a que el bebé pueda hacerlo?

Por fin llega el Baby Led Weaning

Hemos vivido en esta espiral incongruente muchos años. A mí incluso en las revisiones del niño sano de mis últimos gemelos  me han seguido dando las famosas hojas fotocopiadas de instrucciones variadas sobre cuándo y cómo ofrecer la alimentación complementaria, y recuerdo a mi cuñada preguntándome algunas cosas hace  bien poco, así que esas hojas siguen en circulación.

La primera vez que escuche hablar de Baby Led Weaning fue de una compañera de Multilacta, que se había dedicado a investigar el tema y lo había estado aplicando con sus hijos con mucho éxito. Lo podéis ver en su blog aquí. Da  gusto ver la satisfacción de las caras de sus hijos comiendo como las personas normales.

Luego he visto como esta alimentación natural, libre de papillas se ha ido haciendo “popular” de nuevo  y ya está recomendada por la mismísima Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

Así que por fin podemos dejar de sufrir con las papillas y los purés.

La Lactancia Materna (LM) y el Baby Led Weaning son eficaces para promover la salud, el crecimiento y el desarrollo infantil“AEPap.

A lo largo de esta amena charla veréis como Carlos González, con su especial sentido del humor, desdramatiza la preocupación de las madres por lo que comen o no comen  sus bebés y nos muestra un camino diferente a tomar, basado en el respeto y el cariño.

El objetivo  de la alimentación de acuerdo al reconocido pediatra es sobre todo educacional, en lugar de nutricional, porque entiende que la leche materna ya es un alimento perfecto que proporciona al bebé un alimento perfecto para ir disfrutando de los nuevos sabores y texturas sin preocupaciones, porque contienen todos los nutrientes que necesita en cada momento.

Conclusión

Ya ves que de verdad no hace falta empezar a darle purés o papillas a los bebés a partir de los seis meses porque tu hijo suele estar preparado en estos momentos para comer cosas normales poco a poco.

A esta edad pueden comer lo mismo que tú con una consistencia más blanda y adaptada, y como mucho tendrás que aplastar o cortar a la medida adecuada los alimentos para que los pueda manejar mejor.

Los purés y papillas aunque puedan parecer más cómodos y rápidos tienen riesgos: no son tan nutritivos, no favorecen el desarrollo del las habilidades del niño y menos si se los das tu y pueden causar rechazo y aversión.

Son puntos claves para el éxito de la alimentación libre de papillas:

  • Respetar el momento en el que nos indica que están listos para comer otras cosa.
  • Integrarles en la mesa familiar para que aprenda cómo se come mientras se le mantiene vigilado para actuar si se atraganta y no es capaz de resolverlo de forma espontánea.
  • Dejarle  los alimentos que hayamos preparado para la comida familiar adecuados a su capacidad en ese momento.
  • Permitirle que escoja lo que más le guste y se los lleve él a la boca.
  • No forzarle si no tiene hambre no quiere comer más.
  • Disfrutar de estos momentos de aprendizaje tan maravillosos.

3 comentarios en «¿De verdad hay que empezar con purés y papillas?»

  1. Hola Ana

    me alegro que te haya gustado. Voy a pasarme por el tuyo, que seguro que estará muy bien también.

    Así que otra fan de Carlos González.

  2. Acabo de conocer tu blog y me ha encantado. Y el video también!! Además, esta charla la dió Carlos Gonzalez el día siguiente que dió una que organizó una asociación a la que pertenezco y en la que tuve que participar en la organización y me permitió conocerlo personalmente. Me trae buenos recuerdos!!

    Desde hoy te sigo y te animo a visitar mi blog http://creciendocondavid.blogspot.com/

    Saludos,

Los comentarios están cerrados.

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