El Duelo por el gemelo perdido

Durante esta semana os he seleccionado esta noticia de la actualidad sobre gemelos que trata de la un caso precioso, a la vez que triste, de una pérdida gestacional de uno de los gemelos. Es un caso que me toca directamente, porque me ha recordado a mi madre, y a tantas mujeres que como ella, en un momento de su vida, estuvieron en la misma situación. La noticia comentada de la semana se la dedico a mi madre y a todas las madres que han experimentado en sus vidas el duelo por el gemelo perdido.

Va por vosotras.

Antes de leer este artículo, quizás te interesa leer algo un poco más desarrollado, como el post que escribí hace ya un tiempo sobre la muerte perinatal de alguno de los gemelos, y que curiosamente, es uno de los más comentados de mi blog, algo que no deja de conmoverme.

Lo puedes leer AQUÍ.

A partir de ahí podrás entender mejor la noticia que hoy te comento sobre el duelo por el gemelo perdido.

duelo por el gemelo perdido
Foto de AdamGraySWNS.com

Para la noticia del día cuento con la colaboración de una mujer maravillosa, Mónica Álvarez, de Duelo Gestacional y Perinatal, que es psicóloga, terapeuta de pareja y familia, kinesióloga, especialista en duelo perinatal y acompañamiento emocional y terapéutico.

Es también socia fundadora de a AEPP (Asociación Española de Psicología Perinatal).

En su haber tiene lecturas imprescindibles para comprender estas situaciones, como 

  •  “La cuna vacía, el doloroso proceso de perder un embarazo”(La esfera de los libros 2009), 
  • ”Las voces olvidadas. Las pérdidas gestacionales tempranas” (Ob Stare 2012) y 
  • “¿A dónde van nuestros hijos cuando se nos van tan pronto?” (Amazon 2013).

Una mujer comprometida por el reconocimiento de todos estos bebés y sus familias, y que se encarga personalmente de formar a los profesionales en el acompañamiento humano y respetuoso que requiere la pérdida de un hijo. Podéis verlo aquí.

La historia de Michelle y Megan, su única hija gemela

En el mundo sí existen los milagros.

Cada día nos lo demuestran historias como la de Michelle Hui y su hija Megan.

Michelle se quedó embarazada, como muchas mujeres en el mundo todos los días, y como la mayoría se sentía pletórica de alegría con la nueva vida que se gestaba en su vientre.

Apenas había conocido hace poco que esperaba un nuevo bebé cuando un aborto natural espontáneo le sobrevino en medio de un día de trabajo.

el duelo por el gemelo perdido
Foto te AdamGraySWNS.com

El sexto sentido de una madre es más poderoso que cualquier otra cosa.

A pesar de las exploraciones a la que Michelle fue sometida  e incluso la medicación que la dieron para expulsar los restos de su embarazo perdido, los vestigios de vida, una preciosa niña fruto de un embarazo gemelar no conocido, se defendió con uñas y dientes de aquellas agresiones.

En su última ecografía los médicos por fin la descubrieron a la pequeña Megan, pero Michelle ya lo sabía insconscientemente.

[pullquote] Una voz en su interior  hizo que postergara todo lo posible tomar más medicamentos que pudieron quitarle la vida a su pequeña Megan.[/pullquote]

La suerte estuvo de su mano. Si no hubiera sido por su instinto y el manejo expectante de su pérdida,  posiblemente los médicos habrían matado a Megan sin querer, que hoy crece feliz con tres meses de vida en compañía de sus dos hermanos y sus padres.

Por desgracia, esto no es algo que suceda pocas veces, todo lo contrario, sucede más de lo que parece.

La mayor parte de los mamíferos gestan varias crías de forma natural.  Están preparados para eso.
El número de mamas que tiene la hembra determina el número máximo de crías que puede dar a luz. La mujer tiene dos mamas.  Esto quiere decir que de forma natural estamos preparadas para gestar dos bebés.  Es completamente normal.
Y así lo hace la una buena parte de las hembras humanas. 😉 
Muchas mujeres se quedan en estado de dos bebés, pero nunca lo sabrán. Puesto que el primer trimestre de embarazo es muy sensible y delicado,  no siempre salen adelante todos los bebés.
Igual que pasa con el resto de mamíferos, es fruto de la selección natural.
Las pérdidas de estos bebés pueden ser silenciosas o pueden acompañarse de sangrado.
En el primer caso el gemelo no superviviente se reabsorbe sin más.
Otros se expulsan. Esto es lo que le sucedió a Michelle y también a mi madre. Mi hermano pequeño es un gemelos superviviente.

Seguramente el gemelo de Megan sea un mellizo o gemelo fraterno. Dado que ambos proceden de óvulos diferentes es más fácil que su expulsión vaya por libre.

No sucede lo mismo si el gemelo es idéntico.  Al proceder de un mismo óvulo su naturaleza lo aprovecha, y el bebé no se expulsa, pero una vez estuvo ahí y eso deja secuelas en el gemelo superviviente. El hermano perdido es un gemelo evanescente.

¿Qué pasa cuando la madre sí sabía que traía gemelos? ¿Qué pasa por la cabeza de una madre que descubre que ha perdido un hijo sin apenas saber que existía? ¿Cómo ha podido vivir Michelle, o mi madre o cualquier otra madre esta noticia de la pérdida de un gemelo?¿Y los hermanos que quedan?

 Nadie mejor que Mónica Álvarez para contárnoslo.

El duelo por el gemelo perdido

El duelo por el gemelo perdido es uno de los más complicados que conozco.

El duelo por un bebé perdido durante el embarazo o en la etapa inmediata al parto se caracteriza por ser un duelo socialmente desautorizado.

La sociedad en general niega que en estos casos la pérdida sea “digna” de ser tenida en cuenta. Pues el duelo en situación de embarazo gemelar es más desautorizado aún.

Pienso que para esta negación hay un componente cultural. La sociedad en que vivimos solamente en estos tiempos vive un estado de bonanza que le permite pararse a llorar a sus muertos con una cierta intensidad.

Hasta hace unas décadas la vida era lo suficientemente dura para los vivos como para estar doliéndose también por los muertos. Las emociones eran negadas y relegadas a algún lugar misterioso del alma. Enterraban a sus muertos y seguían trabajando la tierra.

Aunque como se dice, la procesión iba por dentro.

En todas las épocas las madres se han dolido por sus hijos muertos. Una prueba son las abuelas que recuerdan perfectamente a todos los hijos que se les murieron, la edad que tenían cuando fallecieron, la fecha y cuántos años tendrían hoy en día.

Toda la vida se han dado muertes en el embarazo y parto. Toda la vida se han dado casos de embarazos gemelares.

Se sabe que en nuestra especie uno de cada ocho embarazos comienzan siendo gemelares. Es un porcentaje muy alto. En la mayoría uno de ellos fallece en etapas muy tempranas del embarazo, con lo que nunca se llega a saber esta característica.

Con los modernos aparatos de ultrasonidos que cada vez detectan vida más tempranamente, muchos son los casos en los que a la madre se le anuncia que está embarazada de gemelos para descubrir en la siguiente ecografía que sólo sobrevive uno o que el otro simplemente desapareció.

También han aumentado los embarazos gemelares a raíz de las modernas técnicas de reproducción asistida.

En otros casos los bebés viven juntos semanas y meses en el útero materno hasta que uno de los dos, por alguna razón, muere.

El hermano gemelo es la primera relación que viven estos niños. Incluso anterior a la vivencia de la relación con la madre. A través de los actuales estudios en los que se ha estudiado la realidad de la vida prenatal se ha llegado a la conclusión de que para el que se queda, la vivencia de la muerte del hermano puede suponer un terrible trauma.

El duelo por un gemelo perdido es uno de los más complicados que conozco. La madre se divide entre la alegría de saber que al menos uno de sus hijos está vivo y el dolor de saber que nunca conocerá al otro.

Si no fuera suficiente con su propia ambivalencia, la gente bate récords de falta de empatía emitiendo las típicas frases poco acertadas (y desgraciadamente muy habituales) del tipo: “mejor así, dos dan mucho trabajo”, “mejor así, con la crisis que hay”,“de la que te has librado…”, etc.

La madre se negará su propio dolor, lo aparcará en algún lugar de su mente y de su alma para entregarse al bebé sobreviviente. Tal vez éste también esté en peligro de muerte, tal vez lo dificultoso de la situación emocionalmente hablando sólo le deje esa opción.

Sin darse cuenta se fijará en los gemelos que encuentre por la calle, en las sillas gemelares, en todos aquellos signos que anuncien la presencia de dos hermanos iguales o nacidos el mismo día.

Tal vez desde la vivencia del puerperio, época ciertamente complicada para la vida de una familia y de la madre en concreto, la propia mamá se convenza de que tal vez así haya sido mejor. La culpa estará a la orden del día. ¿Es que quiero más a este que está vivo que al que murió? ¿Me olvidaré del otro? ¿Soy mala madre por centrarme en el vivo y tratar de olvidar este dolor que me aprieta?

Tal vez algún día se descubra a sí misma mirando a su hijo y tratando de ver en él al pequeño que sólo conoció siendo un bebé o que tal vez ni llegó a ver.

Tal vez algún día se dé el permiso de abandonarse y llorar al pequeño que se fue descubriendo el lugar tan grande que ocupa en su corazón.

 

Mónica Álvarez

Mónica Álvarez

http://DueloGestacionalyPerinatal.com
Coach del programa #mamasenduelo (http://duelogestacionalyperinatal.com/coaching/ )
Directora de la 1ª Escuela de Formación en Duelo Gestacional y Perinatal (http://duelogestacionalyperinatal.com/formacion-on-line/ )

 

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