Mi madre

Hoy es un día especial. Hoy mi madre se jubila. Y a pesar de todo seguirá trabajando, al pie del cañón para dar cobertura a las necesidades de quien más quiere: su familia.

Hace más de quince años la escribí una nota diciendo que yo quería ser como ella. Porque mi madre es única y toda su vida es digna de ser homenajeada. Esa mujer que es mi madre es mucho más que mi madre. Es mi hermana y mi amiga, mi confidente,  sin dejar de ser madre.

Es Mamamama, porque lo es de mis hijos (así bauticé yo a mi abuela materna). Es la Multiabuela, porque ella  tiene Gemelos al Cuadrado como yo. Y por eso hoy le dedico estas palabras.

Mi madre
Las madres de Gemelos Al Cuadrado

Nuestro número es el 2

Cuando les hablo a mis hijos de la familia les digo que, aunque madre no hay más que una, ellos tienen dos. Porque más que abuela mi madre ha sido como una mami más que utilizaba sus brazos para acunarles y cantarles cuando yo no disponía de  manos suficientes. Mi madre lo dice claro “he tenido la suerte de tener siempre un niño entre mis brazos y no he sentido ninguna envidia“.

Algunas mujeres no tienen la suerte que tuve yo con mi madre. Mi madre me ha acompañado en mi maternidad en los momentos más difíciles. Acompañar es estar junto a una persona ayudándola y sosteniéndola en la realización de una labor. Acompañar no es sustituir. Mi madre y yo hemos trabajado juntas en el mismo proyecto, codo con codo.

Mi madre y yo nos turnábamos con los niños. Mientras yo amamantaba a uno ella sostenía al otro  hermano. Si yo les daba de mamar al mismo tiempo, ella daba de comer a los hermanos mayores o jugaba con ellos hasta que papá volvía. Nos hacía la comida y otras tareas del hogar hasta que él regresaba de su trabajo. Ella llevaba un carro y yo el otro. Ella bañaba a uno y yo al gemelo. Mi madre y yo formábamos un equipo excepcional. ¿A que he tenido mucha suerte?

Para bien y para mal, es mi madre

Como yo, mi madre también tiene sus defectos, pero le ganan sus virtudes. Aunque hayamos diferido en muchas cosas, mi madre tiene su confianza y yo la mía para decimos las cosas sin miedo. Nos enfadamos y nos reconciliamos frecuentemente, pero es normal que pase cuando convives tantas horas al día con ella como lo hice yo, pero en la balanza siempre gana nuestro amor y todas las cosas bonitas, y no tan bonitas, que hemos vivido juntas.

Sin mi madre no sería sin duda alguna lo que soy, y de ella intento sacar todo lo mejor que tiene.

Mi madre ha invertido mucho tiempo en nuestra vida, más del que  quizás le correspondía. Ella dice que era su obligación porque yo tenía dos bebés y sólo dos manos.  Pero a mí me daba tanto apuro todo el tiempo que pasaba en casa, que hasta llegué a preocuparme en serio por su salud y escribí sobre ello. Lo puedes ver aquí y aquí. 

Y sé que por ello fui criticada, porque a veces la gente se piensa que yo me chupo un dedo y que no me doy cuenta, y por supuesto que me quejo, porque señores y señoras, no es lo mismo criar a uno que a dos a la vez, y mucho menos a cuatro, cuando son dos y dos. Si necesité ayuda fue para sobrevivir y que a nadie se le ocurra decirme eso de “pues no haber tenido hijos”, no sea que tenga yo que tapar algunas bocas. Porque  yo nunca abandoné mi puesto de madre  ni permití que me sustituyera mi  propia madre, porque como dice mi suegra, los hijos son de los padres.

Y podía haberme ido y dejarle los niños a la abuela tranquilamente, porque razones económicas tenía de sobra, pero por suerte o por desgracia, porque en mi casa la crisis lleva instalada desde el minuto 1 tras el “sí quiero”, aprendí bien pronto a vivir con lo justísimo, y sigo sobreviviendo  bajo mínimos. La ventaja de todo es que he podido disfrutar de los primeros años de mis hijos sin perderme nada, aunque me haya tenido que apretar el cinturón y llorar a la lágrima viva por la estrecha dependencia de mi madre.

Pero o se los dejaba y la mataba, o me quedaba con ellos y con humildad aceptaba cada cosa que mi madre me daba. Porque a mí mi madre me duele como a todas, me duele que sufra y que tenga que hacer esfuerzos para que su familia salga adelante y por eso poco a poco puse mis remedios para no abusar y cargármela antes de tiempo, porque yo quiero que mi madre vea que, como ella, puedo con carros, carretas y carretones y diga, sí señor, esa es mi  hija, parida de mis entrañas, como su madre, cojonuda.

Tiempo para disfrutar con mi madre

Ahora que los niños son mayores mi madre no tiene que hacer prácticamente nada. Desde que me incorporé al trabajo, tras doce años de crianza,  mi marido ha sido quien ha llevado el mando del hogar( por suerte o desgracia por culpa de la crisis), pero ella siempre velaba por todos, les llevaba comidas más elaboradas y de otras maneras estaba vigilante porque mi marido tuvo que aprender muchas cosas y ha tenido una gran  maestra. Además de que tengo que decir que mi suegra lo enseñó muy bien, que es un punto más.

Para mi marido su suegra  es también como su madre. Él también tiene dos madres.

Desde entonces la abuela ha disfrutado más de su vida. Como el abuelo se jubiló antes han empezado a cuidarse más y practican juntos actividades de ocio y tiempo libre. Sin olvidar nunca la importancia del deporte. Mis padres, pero mi madre en especial, son como dos chavalines. Y lo bien que le han sacado partido. Puedo decir que  mi madre, en concreto, es la envidia de muchas mujeres de su edad en mayúsculas. Y yo tan orgullosa.

abuelos

Pero de un tiempo a esta parte a la abuela, a mi madre, le pesa algo. Lo sé, lo siento. Se siente menos requerida por nosotros, pero no se da cuenta que nosotros queremos protegerla, aunque  la sigamos necesitando.  Ahora nos gusta más disfrutar de su tiempo y sus historias, más que de sus servicios. Y no se crea, porque yo también la hecho de menos, porque al fin y al cabo era tiempo que pasábamos juntas. Últimamente nos hemos llamado poco. Tiene un nuevo nieto, que también merece su tiempo y dedicación, y a veces en un poco complicado ajustar su tan apretada agenda cuando por cualquier cosa no me queda otra que pedirle algo especial.

Si necesitamos algo de ella nos pensamos dos veces solicitar sus servicios porque sabemos que está cansada y agotada. Hacemos de tripa corazón y nos adaptamos como podemos buscando soluciones. Pero a mí me cuesta tener que hacerlo cuando mis hijos salen perdiendo, pero si son dos horas o tres mis hijos mayores son muy responsables ya y saben cuidar muy bien de sus hermanos.

Porque aunque ellos sean más  mayores y más autónomos, mis hijos, como yo, no son independientes ni nunca lo serán. Necesitan a alguna de sus madres o a su padre porque hay cosas para lo que aún no están preparados. No digo que no estén preparados para cocinar o calentarse la comida, sino que no están listos para empezar a sufrir la soledad y el abandono por obligaciones de terceros. Me aterra que se conviertan en niños llave.

Sí. Entonces lamentamos no poder disponer de mi madre  un par o tres de horas, pero es lo que que hay y a veces toca rechazar obligaciones aunque salgas perdiendo con tal de no sangrar a quien más te quiere, aunque ella esté dispuesta a hacerlo, porque como he dicho es mi madre y mi madre me duele como la que más.

En resumen, mi madre, que me parió con dolor, que sufrió lo indecible en un parto complicado, que me amamantó y me cuidó cerrándose toda oportunidad profesional por darme lo mejor, que no se perdió nada de mi vida, y que estuvo al pie del cañón en cada paso importante que yo daba, mi madre se merece mi ovación y mi homenaje, porque Mi madre es la mejor madre que me pudo tocar en el mundo, y a pesar de todas las riñas y disputas que hayamos cruzado en algún momento, y de mi soberbia y mi frustración contenida, mi madre me parió y me dio la vida, y sigue haciéndolo cada minuto.

Mamá, que sepas que te quiero.

2 comentarios en «Mi madre»

Los comentarios están cerrados.

Copy Protected by Chetan's WP-Copyprotect.

16 DE MARZO DE 2024

17 P.M Madrid-España

Desde 19,99 euros