Nos vamos al pueblo, porque todo el mundo tiene uno

Quien más o quien menos puede presumir de tener un pueblo donde se refugia en vacaciones o fiestas de guardar. Nosotros no íbamos a ser menos y a falta de uno, tenemos dos. El de la familia de papá y el de la familia de mamá. A nuestro estilo, todo a pares.

Nacer en el pueblo o en la ciudad

Todos nacemos en algún lugar particular, pero no lo hacemos en un sitio como un pueblo. Los pueblos pueden ser grandes o pueden ser pequeños. También interesantes o aburridos. Pero creo que siempre añorados.

Yo no he nacido en un pueblo. Mi madre me dio a luz en pleno Madrid. Para mí Madrid no es un pueblo, es una gran ciudad, tanto que es la capital de España.

Mis hijos tampoco han nacido en un pueblo, de hecho han nacido en la misma calle que su mamá, a escasos metros en la Calle de O’Donnell.

Quizás Madrid sea tan importante como bonita, porque rezuma historia, pero el encanto que tiene un pueblecito pequeño no lo tiene Madrid, por mucha historia que tenga y por mucho centro de España que se considere.

Yo necesito un pueblo de árboles, campos, montañas y ríos, un pueblo con tradición.

El papá de los gemelos nació en una ciudad un poco más pequeña y con mucha historia también. No sólo presume de ello, sino de haber nacido en la cama de su madre, en su hogar.

No es tampoco un pueblo, pero Alcalá de Henares es mucho Complutum, pero tampoco se acerca al concepto de pueblo que yo conozco por experiencia. Para hacernos con un pueblo de estas características me tengo que remontar a generaciones pasadas.

Entonces no solo encontramos un pueblo, sino dos.

Cuando yo era pequeña yo visitaba el de mis abuelos maternos.  Fue el primero que conocieron los niños, y sólo después de 14 años de casados, he conocido la aldea de mis suegros y abuelos de mis hijos.

Un pueblo es más pequeño que el otro, así que tenemos de los dos tipos. Este año hemos ido al que teníamos más cerca y por asuntos de trabajo. Ha sido sólo un día y medio, pero tan intenso que los pequeños han decidido decir en el cole que sus vacaciones habían sido súper chulas en su pueblo. Es que mis hijos son muy conformistas, me los como con patatas.

La Vega del Codorno

En plena Serranía de Cuenca, un lugar divido en aldeas, así es Vega del Codorno.

Quizás lo conozcáis porque cerca está el famoso Nacimiento del Río Cuervo, hipervisitado por sus preciosas cascadas. Este año especialmente preciosas debido a todo lo que ha llovido.

La Vega del Codorno es conocida La Cueva, la aldea donde puedes visitas la Gruta Natural que se alza en la montaña. Allí todos los inviernos ponen un precioso Belén Natural, aunque con la crisis igual se ha perdido la tradición.

Nosotros fuimos al pueblo en plenas fiestas, aunque no estábamos para celebraciones, pues nos habíamos levantado a las cinco de la mañana y los papis habían ido a trabajar.

el pueblo de la Vega del Codorno

Nos hubiera gustado visitar por enésima vez la gruta, pero ese no fue el mejor de los días, ya que nublado y tormentoso acabó cayendo una chupa de agua que embarró todo el camino. Pero aprovechamos para pasear y para hacer un poco el ganso mareado.

En el pueblo siempre lo hemos pasado bien a poco que tuviéramos imaginación. Lo de “un palo, un palo” no es nada nuevo para nosotros. Los juegos en el pueblo suelen tener siempre algún palo entre medias.

Lo que habremos jugado con palos y leños en el taller del tío. Con un palo y un clavo te hacías una espada y con una cuerda un arco. Pues eso es lo que han hecho mis hijos cuando han estado en el pueblo.

Entre las casetas llenas de leña y madera hemos jugado largo tiempo. Hemos hecho de artesanos y de cocinillas, cogiendo los pequeños frutos que te ibas encontrando, haciendo pócimas secretas.

los juegos en el pueblo

En el pueblo nos hemos metido en el río y nos hemos caído varias veces en el caz que pasa al lado de la casa, con un agua gélida de alta montaña. Un pueblo de bicicletas, porque sin ellas no puedes bajar y subir a las otras aldeas.

Valencia de Alcántara

Los padres del papá de los gemelos nacieron en  Valencia de Alcántara. Es una lugar bastante  grande comparado con la pequeña aldea de la Vega del Codorno que tenemos en el lado materno.

Es casi una ciudad con todos los servicios, pero hermoso y de tradición. Tiene  una Virgen preciosa que asoma en los altos, en una pequeña ermita que han guardado sendos bisabuelos de mis hijos. Un orgullo para la familia.

Valencia de Alcántara, un pueblo que se deja querer. Como hemos ido poco, pues aún nos queda mucho que descubrir de su cultura no podemos contar mucho, pero es desde

Lo único malo de tener un lugarejo así es que te haces adicto a él, no le quieres dejar completamente aunque nunca hayas nacido allí. Cuando ves que el Tiempo no te llega para todo, o lo que es peor, la falta del dinero que no te da para  la gasolina, te queda todo como un anhelo para los niños y para tí misma, porque te sirve para desconectar de todo.

Nosotros tenemos poblados adoptados, si tú tampoco tienes un “pueblo”, ¡adópta uno!

2 comentarios en «Nos vamos al pueblo, porque todo el mundo tiene uno»

  1. Al menos tenéis pueblos adoptados de los abuelos! Nosotros tenemos uno por parte paterna, pero casi no conocemos a nadie. Eso sí, este verano, aprovechando la llegada de la niña, he aprovechado para hacer amigos y darme a conocer 😀

    Un saludo!!

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