Ictericia patológica con gemelos y lactancia materna

El nacimiento de Jorge y Jesús puso a prueba nuestra paciencia cuando al tercer día los doctores recomendaron que había que ingresar a uno de los pequeños por ictericia del lactante, ya con los niños vestidos para regresar al cálido hogar. La ictericia patológica con gemelos y la lactancia materna no son incompatibles. 
Fue un duro revés con lo contentos y felices que estábamos y  las ganas locas de regresar a casa con nuestros cuatro hijos. Volver a sufrir otra separación era lo que menos deseaba cuando por fin había conseguido que mis hijos estuvieran conmigo desde el primer día. Fue un esfuerzo sobrehumano, ya que yo estaba convaleciente de una cesárea,  y tenía a un bebé en casa, a otro en el hospital,  a los que había que amamantar, y dos niños que querían estar con sus hermanos y sus padres.
La ictericia requería poner en tratamiento a Jorge con fototerapia. No me molestó tanto la recomendación, pues obviamente era necesaria por el tipo de ictericia que padecía, sino el hecho de que a los pocos días, Jesús ingresaba también ictérico, intercambiándose para que su colega volviera a casa.

Nuestra ictericia

ictericia patológica con gemelos y lactancia materna
Jorge y Jesús por fín en casa juntos.

Durante los primeros días el bebé sustituye todos los glóbulos antiguos por nuevos y produce más bilirrubina de la cuenta. Cuando el bebé no es capaz de procesar toda la bilirrubina producida se pone amarillo y suele mostrarse aletargado y poco demandante. Es una situación que puede pasar desapercibida, porque lo que nos puede parecer un niño morenito y muy tranquilo y dormilón, resulta que es una bomba de relojería. A esto se le llama ictericia. Habitualmente se recomienda colocar a los bebés a la claridad de la luz solar como una de las formas de prevenir la ictericia, pero también es importante que el bebé reciba suficiente calostro materno.  En la habitación contábamos con un gran ventanal donde arrimábamos las cunas de los niños en las mañanas, pero la mayor parte del tiempo intentaba tenerlos en contacto piel con piel y tomando pecho, ya que del correcto inicio de la lactancia y la frecuencia y demanda de los bebés depende en parte una buena eliminación de bilirrubina. Aparte de estar en la claridad y pese a que la lactancia materna era muy frecuente y a demanda, sin restricciones, Jorge y Jesús empezaron a tomar el color amarillento más rápido de lo habitual y estaban morenitos desde el primer día. Entonces nadie había nos había dicho que tuvieran ictericia, pero yo sabía que para evitarla se debía proceder así. La ictericia que aparece desde el primer día suele considerarse casi siempre patológica y debe evaluarse con analíticas frecuentes para evitar sobrepasar los límites que pongan en peligro la salud del bebé. Una subida de 0.5 mg/dl a la hora se considera realmente peligrosa. Al tercer día de vida Jorge tenía una cantidad de 15 mg/dl de bilirrubina indirecta, a pesar de que lactaba frecuente, que estaba recuperando su peso de nacimiento y había expulsado casi todo el meconio. Algo estaba sucediendo que no era normal, yo sabía que mis hijos estaban tomando teta de sobra y nadie me había alertado de la situación hasta justo ese momento. Jesús ingresó más tarde con una cifra de 18 mg/dl de bilirrubina. Jorge fue ingresado para recibir tratamiento con fototerapia de acuerdo al protocolo y su dianóstico fue ictericia por isoinmunización ABO anti A. Simplemente no era una ictericia normal. El sistema ABO es una clasificación de los grupos sanguíneos descubierta por Karl Landsteiner en 1901. Se da la circunstancia que yo soy O+ y mis hijos son A+. Esta situación provocó que a través de mi placenta la Inmunoglobulina G antiA pasara a mis hijos, que eran A. Suele suceder en un 50% de los primeros hijos, y en ocasiones raras (lo mío va de rarezas), en los siguientes. El caso es que no se han observado patrones predecibles de que la situación se repita en hijos futuros, pero ni Roberto ni Francisco tuvieron ictericia de recién nacidos. Afortunadamente es un tipo de ictericia que no compremete en exceso a los bebés dentro del vientre materno y es una acaba siendo benigna y salvo por el color amarillo, los bebés estaban perfectos. Había que estar, eso sí, muy atentos ante un excesivo sopor, ya que la ictericia cursa con aletargamiento, y no bajar la guardia con las tomas intentando que por lo menos mamaran 8 veces al día.

Afrontar la ictericia patológica con gemelos idénticos

Siempre he dicho que la información te ayuda a afrontar todos los posibles obstáculos que te encuentras por el camino. Si sabes por qué pasan las cosas y cómo abordarlas no lo pasas tan mal. Es normal que cualquier madre ante una situación de ictericia, y más patológica, se inquiete y piense qué podría haber hecho para que no ocurriera. Simplemente pasa.Es importante recibir explicaciones claras y recomendaciones adecuadas, porque durante este tiempo de tratamiento muchas lactancias se pierden, ya que la separación, la falta de estímulo suficiente, la administración de suplementos u otras medidas posibles como la suspensión de la lactancia materna, puede contribuir a que la madre tome conciencia de que su leche no es tan buena para su hijo.Desde luego una nueva separación no entraba dentro de mis planes en esta ocasión, ya cedí bastante con la cesárea programada, así que no podía tolerar que no me dejaran ingresada unos días más mientras duraba el tratamiento de la fototerapia. Si eran gemelos idénticos, obviamente, ambos tenían la misma situación sanguínea, la misma isoinmunización. Pero no fue posible y con tres días post cesárea me dedicaba a dar paseos por Madrid en mis viajes a neonatos.

[pullquote]”Aunque tenga el don de multiplicar mis óvulos, no tengo aún el poder de multiplicarme yo misma. Tratas de organizarte de tal manera que todo el personal esté satisfecho.”[/pullquote]

Una de las peores experiencias que pueden vivir las madres de múltiples es precisamente esta separación escalonada, porque multiplica el stress y el agotamiento debido a los continuos viajes de casa al hospital. En esta situación tienes que poner en la balanza a todos tus hijos y priorizar quién necesita más tu pecho.  No es justo tener que poner a unos hijos por encima de otros, ni con el pecho ni con nada. Todos mis niños son iguales. Una de las opciones era dejar a uno en casa y acudir a visitar al otro al hospital. Esto requiere sacarte leche en algún momento, ya que por muy mamado que dejes al gemelo con la abuela, es tan chiquitito que es normal que demande en poco tiempo y quiera más. Dejas leche o hay que buscar la leche de fórmula, y yo no quería eso. La siguiente opción era irnos de aventura con la familia. Como por las noches no podía quedarme en el Hospital y dejar al otro en casa, me tenía que sacar leche en casa, pero también en el hospital. Una de las cosas que más me asusta es el mal uso que hacen las enfermeras a veces de la leche materna de las madres. Hay formas y formas de dar el biberón que incrementan innecesariamente la cantidad de leche que se administra a los bebés. A pesar de que podría haber tenido leche suficiente para llevarle al otro bebé, me tuve que hiperestimular durante el día mientras daba de mamar en casa, llevarme conmigo al gemelo que estaba en casa, darle teta en la sala de espera, y entrar a dar la teta al hermano. Luego me sacaba leche de las dos tetas en el lactario para dejarle la  mayor cantidad de leche posible al niño ingresado, porque no sé si por el cansancio y mi preocupación, no era tan fácil sacarme leche como con los primeros gemelos. Claro, aquello llamaba mucho la atención, porque cuando entraba a la sala de neonatos a lactar al peque, le daba sólo un pecho, y del otro no le daba nada. Lo que hacía es reservarlo para sacarme leche una vez su hermano había mamado e incluso me sacaba del otro también.

[pullquote]”Las enfermeras flipaban porque no veían el momento de que yo cambiara al nene de pecho y ya cuando me preguntaron no tuve más que decir que es que el otro pecho era del hermano gemelo, que estaba fuera. Cosas que pasan cuando uno no se lee la historia clínica que tiene a su cargo.“[/pullquote]

Gracias a mi cabezonería los niños no tomaron más leche artificial hidrolizada que una toma durante el tiempo que estuvimos ingresados, que le dio mi marido cuando ya estaba exhausta de tanto ir y venir del hospital a casa hacia el final del ingreso. Su padre decía que no sabía beber del biberón, porque mi hijo era muy inteligente y prefería la teta de su madre. Aunque al final tuvieran que realizar un tratamiento de fototerapia, estoy segura que gracias a toda la teta que recibieron la cosa no fue tan mal, y dentro de lo que cabía los niños no estaban tal aletargados como me había imaginado desde un principio y respondían bien. Sólo en el  segundo día de vida me costó despertarles para mamar, pero sólo por el día, porque en la noche ellos compensaban con creces la teta que por el día no habían hecho. Poderoso instinto de autorregulación. Aquella estimulación  forzada reguló mi caudal de leche para trillizos, así que mis pechos se ingurgitaban en las noches cuando sólo podía amamantar a uno de los bebés. Aunque me sacaba del otro pecho, el sacaleches que tenía en casa no era tan efectivo como el Medela hospitalario, así que una vez en casa con los dos peques me tocó tratar el exceso de secreción. Creo que mis pechos nunca pesaron tanto, pesaban como toneladas, parecían auténticas piedras, pero supieron volver a secretar por dos y nunca más se supo de la leche de fórmula hidrolizada. Los niveles de bilirrubina fueron bajando gradualmente, seguieron amarillitos un tiempo, pero vigilábamos su estado de conciencia y actividad, sus tomas y deposiciones.  Lo más duro fueron los pinchazos a los que fueron sometidos y el tedio de soportar que nadie tenga en cuenta que cuando una madre tiene gemelos no se puede partir por la mitad y necesita estar con sus dos hijos. Como siempre poca sensibilidad y empatía.

1 comentario en «Ictericia patológica con gemelos y lactancia materna»

Los comentarios están cerrados.

Copy Protected by Chetan's WP-Copyprotect.

16 DE MARZO DE 2024

17 P.M Madrid-España

Desde 19,99 euros