¿Y qué hacemos con las visitas?
Yo recuerdo que esos primeros días fueron horribles de gente en la habitación del hospital, y todo el mundo con los niños en brazos, de aquí para allá, haciéndose fotos, y comentando.
Intentas ser respetuosa, pero te sale la hormona que llevas dentro y ante un comentario que no es muy oportuno, lo dices claro.
“Muchas gracias, pero me he informado y sé lo que hago”.
Porque a las visitas lo que más les gusta es venir a opinar lo que tienes que hacer, o no tienes que hacer.
En estos momentos, los primeros días en los que estás adaptándote a dos bebés, no sólo a uno, no tienes muchas ganas de andar dando explicaciones a la gente de por qué has decidido amamantar, si lo haces mejor en la cama o en sillón o por qué demonios no le das ese biberón que te han traído con tanta amabilidad las enfermeras.
No tienes que estar batallando porque alguien insiste que alguno pasa hambre, que no vas a ser peor madre por darle ese biberón ahora, que vas a descansar.
Si quieres descansar en estos momentos, la estrategia más efectiva es decir con realismo total.
“No sabes qué complicado es todo esto. Necesitamos asimilarlo con tiempo, tenemos que enfocarnos. Creo que no va a poder ser atender visitas hasta nueva orden. Disculpen las molestias, ya avisaremos de la disponibilidad que tenemos para que venga a conocer a la nueva familia.
Podéis mostrar vuestras enhorabuena proporcionando a la familia medidas de confort básicas.
Necesitamos comida hecha, mucha comida, y gente dispuesta a llevarse a casa coladas y traerlas planchadas. Se valorará este tipo de ofertas.
Gracias.”
La medida aplica a la tía Paquita, a la prima Fulgencia, al amigo de tu padre que ni conoces, pero como has tenido gemelos, le pica la curiosidad.
El control de las visitas no recae en la madre, sino en la pareja.
Cada uno tiene su papel dentro de la lactancia.
Puede ser muy violenta la situación, pero hablando se entiende la gente y formas de decirlo bonito y fino, respetuoso existe.
¿Logró el padre contener a las visitas con respeto o se tuvo que poner borde? ¿Cuál es vuestra fórmula?
Ni lo uno ni lo otro. Por desgracia en mi caso no estaba dispuesto a quedar mal con nadie pese a mis deseos, que no le parecían razonables (como no tener en el hospital a sus padres el día del parto). Menos mal que no fue algo exagerado, y algunas sí me apetecían, pero lo pasé mal con otras, la verdad… Y las que de verdad querría haber tenido no pudieron venir por estar en otro continente 🙁