La segunda noche de los bebés.

Pocas veces se habla de la segunda noche de vida de los bebés.

Me refiero, por supuesto, a cuando tienes la oportunidad de tener a tus gemelos desde el primer momento contigo, en la habitación, después de su nacimiento.😜

En mi caso, solo me pasó con mi tercer y cuarto hijos, que son mis segundos gemelos, aunque sufrí la segunda noche de mi compañera de habitación cuando nacieron los primeros gemelos, que estaban ingresados en la unidad de neonatos.

Habría dado lo que fuera por sufrirlo en directo con los míos😢.

Aquella segunda noche fue una locura, porque las tomas no parecían tener fin. Era encadenar un bebé con otro, y gracias a que amamantaba tumbada, pude sobrellevarla.

La primera vez que escuché hablar de esta segunda noche fue en una sesión de formación de lactancia, hace ya unos años, y me llamó la atención porque todo lo que contaban parecía corresponderse con una “crisis de lactancia”, de la que nadie antes nos había contado.

La primera de todas.

La segunda noche encadené la toma de un bebé tras otro y vuelta a empezar.

¿A qué se debe la segunda noche?

Hace tiempo que no me encuentro bien hablando de “crisis de lactancia”, porque no es nada negativo. Lo que los bebés atraviesan son momentos especiales en su desarrollo que les inquieta, por lo que hacen una mayor demanda de su madre. Esto se resumen en más teta.

Si observamos el desarrollo normal de los bebés nos damos cuenta que los bebés atraviesan por hitos evolutivos de manera frecuente, y desde muy pronto.

Sabemos que durante las primeras horas, los bebés buscan estar encima de su madre para poder adaptarse rápidamente al nuevo entorno fuera del vientre materno. Esas dos horas son cruciales para ambos, madre y bebé, ya que refuerza el vínculo que se ha ido gestando a lo largo del embarazo entre ambos. Proporciona a los bebés seguridad, y les devuelve a un sitio lo más parecido a donde estaban antes.

Luego de estas primeras horas los bebés pasan por una etapa de letargo, en la que descansan un rato del duro trabajo realizado durante el proceso de parto/nacimiento. Este periodo puede ser variable, y a veces puede durar bastantes horas.

Así que el bebé despierta, empezará a mamar progresivamente más.

Al principio pueden ser tomas cortitas y frecuentes, pero en la segunda noche el bebé se ha dado cuenta de verdad de que está en un entorno diferente y esto le pondrá muy nervioso.

Pero lo que peor se lleva es que esto sucede sobre todo ¡en las horas nocturnas! Es cuando más activo pareces estar y solo piensas en mamar y mamar, y mamar.

Con el pecho no solo se alimenta, también se regulan los estados. El pecho le ofrece protección frente a los estímulos que recibe y se convierte en la mejor forma de adaptarse al entorno Es el mejor sitio en el que puede estar, su siguiente hábitat después de haber estado todo este tiempo atrás encima del cuerpo de su madre (Alberts, 1994; Bergman, 2005; Windberg, 2005).

La ayuda en el hospital de mi familia me ayudó a capear la segunda noche.

Esta situación podía complicarse si además el bebé ha estado expuesto a más estímulos de los habituales, como puede ocurrir con la llegada masiva de visitantes y si no hay ningún tipo de control sobre dónde están los bebés. Aquí el papel de la pareja es fundamental.

Cuando tienes dos bebés, una situación así traspasa la locura y es cuando más riesgos hay de suplementación innecesaria.

Lo primero que las madres y familiares cercanos piensan de estas noches en vela amamantando sin parar es que a los bebés les hace falta más leche y se quedan con hambre.

¿Les pasa a todos los bebés?

En un principio el proceso de desarrollo es igual para todos los bebés, pero es sobre los que toman el pecho en quienes más se ponen las miradas, porque se suele desconfiar de si el calostro es suficiente para cubrir las necesidades de los bebés.

Los bebés que toman desde el principio fórmula parece que no acusan tanto estos comportamientos. Por eso se ha querido dar a entender que el problema está en la lactancia materna, que puede que no sea suficiente para satisfacer las necesidades del bebé.

Pero también los bebés pueden llorar por otras razones, porque el llanto no solo quiere decir que los bebés necesiten comer. Es su manera de comunicar que necesitan algo.

De manera bastante frecuente, a todos les parece que el pecho es responsable de todos los males, de que el bebé no deje de llorar, hasta que no se demuestre lo contrario.

Cuando se proporciona leche de fórmula se sabe lo que el bebé ha comido, y también que se digiere más despacio, por lo que la demanda puede ser menor.

Antes de culpar a la lactancia, los profesionales deberían haber valorado de manera completa la evolución de los bebés en el pecho, lo que incluye no solo que se haya confirmado que los bebés no tienen problemas para mamar, sino que la madre no tiene antecedentes médicos que haga sospechar que puede tener un compromiso con la producción de leche.

Si todo lo que hay que hacer se ha hecho bien, la segunda noche es solo una etapa intensa de la lactancia más, en la que los bebés se muestran más demandantes.

Cuando las familias están informadas de lo que pasa en esta noche es más fácil que confíen en que con la leche de la madre es suficiente.

Además, te vendrá bien conocer la señales que indican que los bebés están teniendo una buena ingesta, como el control de los pañales de pis y caca, el número de tomas al día que hacen, y que la lactancia no es dolorosa, entre otras cosas.

¿Qué vas a notar en la segunda noche?

  • Los bebés se muestra más inquietos, aumentando la demanda del pecho.
  • Puedes mostrarse con más llanto, pero si le pones al pecho se quedan contentos.
  • A veces también pueden mamar intranquilos, entrando y saliendo del pecho varias veces, como si se estuvieran peleando con el.
  • Se muestran sensible al cambio del entorno del pecho a la cuna.

Todo esto es normal si además la toma se ve efectiva y el bebé está mostrando una evolución positiva, mostrando un agarre adecuado y buena transferencia de leche.

¿Qué se puede hacer?

Para poder transitar de manera rápida esta fase, puedes aplicar estas sugerencias:

  • responder a la demanda de los bebés con tomas en el pecho que sean frecuentes. Recuerda que mamar es mucho más que para tomar leche.
  • si les notas inquietos mamando, puedes ayudarte de la compresión mamaria, porque le ayudará a obtener más leche.
  • intentar mantener el contacto piel con piel todo lo que se pueda con los bebés, ya que le recuerda al entorno del vientre materno y se sienten seguros (Windberg, 2005).
  • esperar un ratito antes de pasarlos a una cuna después de haber tomado el pecho.
  • evitar los estímulos que puedan sobrecargar a los bebés, controlando las visitas, reduciendo las luces y ruidos. La pareja tiene mucho trabajo que hacer aquí.
  • y mucha, mucha paciencia, porque es algo fisiológico que se pasará, pero que se hace especialmente duro.

¿No será mejor darles una ayudita y evitarnos el problema?

La salida más fácil para muchos será que les des una ayudita de leche de fórmula, lo que puede abrir una brecha en tu confianza.

Así que se le pone en la boca a un bebé un biberón con leche (normalmente de fórmula) puede parecer que los niños es lo que estaban necesitando, porque no solo se toman toda la leche, sino que se la toman con avidez (a veces porque se les proporciona de manera incorrecta el biberón).

Esto reafirma la idea de que es el pecho el responsable del comportamiento del niño, lo cual es del todo incierto, en especial si no hay ningún problema con la succión del bebé y la madre no tiene problemas que hagan sospechar que no dispone de leche suficiente.

El bebé se puede tomar toda la leche que le pongas en el biberón aunque no lo necesite ni lo haya pedido, solo porque no puede controlar lo que sale del biberón.

Muchas veces este primer biberón es el inicio de la suplementación y las madres se instalan en una lactancia mixta forzadas por la desconfianza que les ha generado el entorno.

Cualquier suplementación de leche debería ser prescrita después de una correcta evaluación de cada uno de los bebés, la toma que hacen al pecho y los antecedentes de la madre, el embarazo y nacimiento.

Tu cuerpo es el mejor sitio en el que puede estar, su siguiente hábitat después de haber estado todo este tiempo atrás en el vientre.

Si te ves muy presionada por el entorno, y estás sufriendo el acoso de profesionales o familiares, o simplemente, te sientes muy cansada y agotada, pero no quieres poner en peligro la lactancia, piensa que antes de dar fórmula puedes sacar tu propia leche, y administrarla de una manera segura que luego no comprometa la succión del pecho.

Referencias

Alberts J. R. (1994). Learning as adaptation of the infant. Acta paediatrica (Oslo, Norway : 1992). Supplement, 397, 77–85. https://doi.org/10.1111/j.1651-2227.1994.tb13269.x

Bergman N. (2005). More than a cuddle: skin-to-skin contact is key. The practising midwife, 8(9), 44.

Winberg J. (2005). Mother and newborn baby: mutual regulation of physiology and behavior–a selective review. Developmental psychobiology, 47(3), 217–229. https://doi.org/10.1002/dev.20094

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